Friday, August 17, 2007

Merecimientos


Habrá escuchado, que varias personas se disputan ante usted, el favor de ser consideradas, divas, figuras señeras de la escena nacional, personajes casi de fábula, rubias y morochas y algún que otro hombre. Pero son mujeres, en su mayoría, las que hacen las delicias de la platea, teleplatea o videoplatea, actuando (lo que?) almorzando (como?) jurando (eh?!!!!)
Sin préambulos: Susana Gimenez, a que se dedica? el haber sido modelo, remedo de actriz en dos o cien películas, olvidables y olvidadas, presentadora de televisión, carente de talento, floja de belleza, eterna ignara de cualquier tema que se le cruce, la convierte en diva? sabe usted lo que significa Diva? lo sabe ella? Sabe usted que la señora ha amasado una fortuna (dinero que le falta a usted y a mi) haciendo todo eso que acabo de enumerar. Robert de Niro (que me viene a la mente ahora) actor norteamericano, brillante, inteligente, comprometido, lúcido, etc. filmó "Toro Salvaje" y subió 40 kilos (para bajarlos luego) para interpretar a un boxeador en su ascenso y caída y cada billete que ganó con la película, lo pagamos, los millones de espectadores que gozamos su actuación. Susana Gimenez subió 40 kilos, bajó 20, siempre sentada (en cámara, en autos o en el piso) y cada peso que ganó (mucho) lo pagamos, cada argentino, en llamadas telefónicas, jabones, revistas y algun que otro boleto de cine para ver las equívocas escenas con un gordo, un flaco, un tahur, que como ella siempre actuaban de lo mismo.
Mientras tanto un señora de mas edad, Mirta Legrand, melliza, actriz (?) acomodaticia, amiga de represores en su apogeo, crítica de los mismos, en su caída, informada e informante, egocéntrica y egoísta, basó su éxito y divismo (que?) en almorzar en televisión mientras miles (millones) de compatriotas la miraban sentados alrededor de una mesa vacía. Cada peso que esta señora ha cosechado, es el peso que le falta a usted y a mi y que distraídamente, hemos puesto en televisores, cosméticos, champúes y táperes, mientras la diva (?) nos mira socarronamente desde su Mercedes último modelo. Bette Davis quien me viene a la mente ahora, envejeció dignamente mientras, casi pelada, desgreñada, alucinando y brillando con su inmenso talento de actriz, nos hacía depositarios de su arte y cobrando por ello (merecidamente) mientras la melliza, componía el único personaje que era capaz de actuar.
Mas acá una robusta mujer de senos prominentes y boca arriñonada, Moria Casán, nos sacaba hasta el último mango, mientras paseaba en auto con vidrios polarizados (para ver la pobreza en sepia) componía un ridículo personaje, ventilando sus miserias domésticas, alcahueteando (sic) los procederes de sus hombres (de turno) exponiendo a su hija en un espectáculo deleznable y por último regodeándose con gigolós de entrecasa. Me acuerdo, como al pasar de Liza Minelli, actriz, cantante, bailarina, amazona y varios etcéteras mas, componer un ser casi marginal, brillando artificialmente y bailando al compás de coreografías de un enorme bailarín, actor y coreógrafo (Bob Fosse, claro) actuar en el cine y en la vida real, emerger de todo y ganar cada peso con su carrera de actriz y cantante, mientras que cada billete de la bailarina y vedette (?) vernácula fue hecho con promociones de cirujanos plásticos, amorales periodistas de espectáculos y cholulos onanistas de primera fila en teatro de revistas.
Hasta luego

Mirame la entrepierna


Pura teoría
Junté coraje, escondí mi vergüenza, encendí una pipa que durara como mínimo 2 horas y me senté frente al televisor a las 10 de la noche de un día cualquiera. Me dispuse sin anestesia, a ver las 2 horas que dura un programa de TV que dicen los que saben, tiene picos de rating muy alto y lo ve la mitad de la población. El programa se llama TV Show, rebautizado Bailando por un Sueño. El comienzo muestra un ballet de televisión argentina, un público eufórico, aun antes de empezar nada y un conductor que abre la sesión con alaridos, saludando a los gritos al público presente y televidente, desconfiando del micrófono que tiene en la mano. Repite hasta el hartazgo una muletilla "señores y señoras", que a medida que la reitera se convierte en "señoras señores", "señores" pausa "señora" . Siempre a los gritos, presenta un ballet de mujeres, prudentemente desvestidas, a quienes el conductor invita a prostituirse por dinero, aconseja cual es el monto de dinero aconsejable para tal fin y las mujeres le responden con señas aceptando el consejo. Una vez terminado el indecente toma y daca del presentador y las damas, aquel pasa a presentar un jurado que habrá de votar la actuación de participantes que bailan. Una señora entrada en años y no en carnes producto de varias cirugías, un señor aparentemente periodista a quien el público abuchea, otra señora entrada en años y apretada de carnes y otro señor mayor que al parecer es mafioso aunque tiene pinta de crupier.
Mas tarde, entonces, el locutor, siempre a los gritos y repitiendo el "señoras señores" va presentando parejas que bailan al compás de una danza única con diversas coreografías que el público y el presentador gritan, aplauden y vitorean. Mientras tanto el señor de los gritos deleita al público, haciendo girar a las damas, exhibiendo sus culos, haciendo comentarios soeces sobre el tamaño y grosor de sus atributos, propios y trasplantados. Las demás mujeres ríen y también hacen comentarios en off, aprobando la grosera e impúdica exhibición. Pero hay un segmento digno de la escuela nacional de psicología y es cuando el locutor presenta a una pareja y durante tres o cuatro minutos, mira, hace mirar, casi toca, se babea y fantasea con la entrepierna del señor de la pareja. Esta bien que casi todos los hombres sueñan con un pene grande, gordo y negro pero es imposible conseguir alguno que lo exprese a los gritos y ante millones de personas, sin ponerse colorado y sin causar ninguna molestia entre los hombres que lo acompañan.
Un asco