Friday, March 25, 2011

Universos para lelos

Ernesto nació en Rosario, Argentina, en donde estudió Medicina. Su militancia izquierdista le llevó a participar en la oposición contra Perón; desde 1953 viajó por Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala,
Ernesto conoció en México a Fidel y a su hermano Raúl, que preparaban una expedición revolucionaria a Cuba y trabó amistad con los Castro, se unió al grupo como médico y desembarcó con ellos en Cuba. Instalada la guerrilla en Sierra Maestra, el médico y revolucionario se convirtió en lugarteniente de Castro y mandó una de las dos columnas que salieron de las montañas orientales hacia el Oeste para conquistar la isla. Participó en la decisiva batalla por la toma de Santa Clara y finalmente entró en La Habana, poniendo fin a la dictadura.

Luego de esa experiencia regresó a Rosario donde se dedicó a su profesión, alejado de la política.
Se hizo de un buen pasar económico y de a poco junto a su esposa que casi se recibió de médica, hicieron una pequeña fortuna. Se dice pero no está demostrado que Erenesto operaba pacientes que estaban en perfectas condiciones de salud, recetaba medicamentos de un laboratorio que le retornaba el 50% y otorgaba certificados médicos a funcionarios que luego le devolvieron el favor haciéndolo ingresar en el gobierno provincial, incluso fué presidente de la Caja de Seguridad Social de la provincia, pero se vio forzado a renunciar a causa de una disputa sobre política financiera con el gobernador.
Mas aca en el tiempo obtuvo la candidatura a intendente municipal de la ciudad y ganada la elección ocupó ese cargo hasta que fue electo gobernador de la provincia.
Como era un revolucionario, aunque su vida habíase aburguesado un poquito, impulsó medidas netamente progresistas como la reforma de la constitución provincial que le permitieron reinar varios años. En eso estaba cuando una crisis convulsionó el país y entonces avanzó con sus huestes para tomar Casa Rosada y ahí estuvo hasta que el establishment se lo permitió y cuando se pensaba en su derrota, en una jugada maravillosa su compañera de revolución se hizo elegir presidente para continuar la lucha progresista y libertaria junto a su mentor.
Desgraciadamente, Ernesto murió sumando en congoja y desolación a su viuda y sumiendo al país que ya no cuenta con sus anécdotas y sus desplantes corajudos, en profunda tristeza.

Hoy, millones de jóvenes en el mundo lucen remeras del líder con la cara afeitada, el pelo bien peinado y perfecto traje importado y debajo una leyenda contundente: Nunca Menos

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