Friday, August 17, 2007

Mirame la entrepierna


Pura teoría
Junté coraje, escondí mi vergüenza, encendí una pipa que durara como mínimo 2 horas y me senté frente al televisor a las 10 de la noche de un día cualquiera. Me dispuse sin anestesia, a ver las 2 horas que dura un programa de TV que dicen los que saben, tiene picos de rating muy alto y lo ve la mitad de la población. El programa se llama TV Show, rebautizado Bailando por un Sueño. El comienzo muestra un ballet de televisión argentina, un público eufórico, aun antes de empezar nada y un conductor que abre la sesión con alaridos, saludando a los gritos al público presente y televidente, desconfiando del micrófono que tiene en la mano. Repite hasta el hartazgo una muletilla "señores y señoras", que a medida que la reitera se convierte en "señoras señores", "señores" pausa "señora" . Siempre a los gritos, presenta un ballet de mujeres, prudentemente desvestidas, a quienes el conductor invita a prostituirse por dinero, aconseja cual es el monto de dinero aconsejable para tal fin y las mujeres le responden con señas aceptando el consejo. Una vez terminado el indecente toma y daca del presentador y las damas, aquel pasa a presentar un jurado que habrá de votar la actuación de participantes que bailan. Una señora entrada en años y no en carnes producto de varias cirugías, un señor aparentemente periodista a quien el público abuchea, otra señora entrada en años y apretada de carnes y otro señor mayor que al parecer es mafioso aunque tiene pinta de crupier.
Mas tarde, entonces, el locutor, siempre a los gritos y repitiendo el "señoras señores" va presentando parejas que bailan al compás de una danza única con diversas coreografías que el público y el presentador gritan, aplauden y vitorean. Mientras tanto el señor de los gritos deleita al público, haciendo girar a las damas, exhibiendo sus culos, haciendo comentarios soeces sobre el tamaño y grosor de sus atributos, propios y trasplantados. Las demás mujeres ríen y también hacen comentarios en off, aprobando la grosera e impúdica exhibición. Pero hay un segmento digno de la escuela nacional de psicología y es cuando el locutor presenta a una pareja y durante tres o cuatro minutos, mira, hace mirar, casi toca, se babea y fantasea con la entrepierna del señor de la pareja. Esta bien que casi todos los hombres sueñan con un pene grande, gordo y negro pero es imposible conseguir alguno que lo exprese a los gritos y ante millones de personas, sin ponerse colorado y sin causar ninguna molestia entre los hombres que lo acompañan.
Un asco

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