Es domingo y ya sabemos que es un día de guardar, sobre todo si eres religioso. Si no lo eres, entonces es un día de pensamiento y aburrimiento. Hasta una fecha que no puedo precisar los domingos eran para ver carreras de autos muy temprano, partidos de fulbo por la tarde o almuerzos familiares de ollas surcando los aires y olor a pasta y salsa de tomates. No había nada abierto, salvo la iglesia y entonces, el diario con suplemento, el vermú y la siesta antes del mate eran el ejercicio antes de acostarse temprano que mañana hay que ir al colegio, abrir el almacén o salir a cobrar las cuotas del club social. Entonces, algunos capitalistas (pequeños) empezaron a abrir sus negocios, los domingos (hasta el mediodía). Mas tarde, otros capitalistas (mas grandes) abrían todo el día y hasta crearon supermercados que hasta bancos tienen. Una porquería, vea. La presidente de la Argentina pasa los fines de semana en su lugar en el mundo,precisamente para volver a los domingos de mediodías familiares, siestas largas y calor de hogar (a leña). Mañana será otro día y entonces empezará a llamar a todos los argentinos para dialogar con ellos, hoy no, se dice totalmente convencida que dejar para mañana es un signo de fortaleza. Lo aprendió de chica de un mentor, que la preparó para estas lides en las que incursiona con todo éxito: "Cristinita (le decía) no hagas hoy lo que podrás hacer mañana. No olvides que siempre habrá débiles que no llegan a mañana y entonces tendrás un adversario menos" Luego en la escuela de los 90s, (lejos de los 70s, muuuuuuuuy lejos) forjó esa templanza que la hace invulnerable a la sensibilidad (no confundir con insensibilidad). Un jubilado que mañana sera recuerdo es un crédito mas en el Anses. Un niño que deambula en la calle, mañana será mano de obra piquetera. Un labriego sin tierra, un ordeñador sin vacas y un obrero sin changa, mañana serán un voto mas en el conurbano.
Esperemos a mañana, mañana sí empiezo.
No comments:
Post a Comment